martes, 29 de septiembre de 2015

De la exclusión a la incidencia, la sociedad civil en resistencia

“De una vez y por lo venidero, deben saber los súbditos que nacieron para callar y obedecer y no para discutir y opinar en los asuntos de gobierno”, advirtió el virrey Marqués de Croix tras aplacar en forma sangrienta las protestas por la expulsión de los jesuitas de la Nueva España, en la segunda mitad del siglo XVII. Esta idea autoritaria ha prevalecido hasta el presente, sostenida por gobiernos que oscilan entre el paternalismo y la represión. Y en ese espacio, que va de la dádiva al garrote, se mueve la sociedad civil –no necesariamente organizada- reclamando sus derechos.


En su estudio “¿Ciudadanía emergente o exclusión? Movimientos sociales y ONGs en los años noventa” (Revista Mexicana de Sociología, UNAM, 4-1994), Elizabeth Jelin analiza la dinámica social durante el último tercio del siglo XX, en un escenario de ruptura, de transformación política y de resistencia.


Jelin señala que el surgimiento de nuevos movimientos sociales en ese periodo fue resultado de las políticas de ajuste y reestructuración económica que pulverizaron a la justicia social y a la equidad como argumentos dominantes en la vida institucional. Este cambio generó polarización social y expulsó del escenario político a los excluidos económicos, de los cuales una parte dirigió sus esfuerzos a actuar en su propio entorno (de marginalidad, de violencia o de resistencia comunitaria) y otra parte tomó el camino de la protesta.


La socióloga añade que cuando los excluidos reclaman un espacio adoptan un discurso que suele ser calificado de “violento”, porque expresa el estado conflictivo de las relaciones sociales y pretende –mediante una forma de hablar extrema- participar en la definición del escenario sociopolítico que no oye otros discursos. Es un grito para que el poder escuche, para que acepte la existencia e identidad del interlocutor, que es la voz de un actor colectivo. Cuando esto ocurre, cuando es escuchado y reconocido, el discurso se transforma en lenguaje de negociación.


Ya sea con lenguaje violento o de negociación, el Estado se ha visto desafiado por grupos y movimientos sociales identificados por criterios regionales, lingüísticos, religiosos, étnicos, de género o estilo de vida, que en su reclamo de un espacio buscan el apoyo de la población. Esto ha conformado múltiples niveles y escenarios para los procesos sociales y para la acción pública, con patrones complejos de interacción entre ellos.


Tales actores y movimientos sociales son fundamentales para la dinámica democrática ya que, por un lado, constituyen sistemas de reconocimiento social que expresan identidades colectivas y, por otro lado, actúan como intermediarios políticos no partidistas que llevan a la esfera pública las necesidades y demandas de las voces no articuladas, y las vinculan con los aparatos del Estado. De esta manera, abren nuevos espacios institucionales a la participación ciudadana.


Complementan estas actividades la intermediación de las redes de organizaciones no gubernamentales (ONG) y movimientos de solidaridad, la denuncia de los medios de comunicación independientes y las presiones internacionales, las cuales han conformado un amplio espectro de manifestaciones sociales con capacidad para influir sobre los Estados.


Esta acción colectiva ha llevado a muchas de las protestas y de los movimientos sociales a transformarse en organizaciones más formales, hasta constituir el llamado Tercer Sector (diferente del Estado y del mercado), donde algunas agrupaciones actúan como intermediarias entre los desposeídos y el poder, y otras como compensadoras de lo que el Estado no provee. En ocasiones, estos grupos impulsan movimientos democratizadores; en otras, reproducen las relaciones paternalistas, populistas o autoritarias entre clases subordinadas y el poder. Cabe una distinción más: hay organizaciones que buscan insertarse en las estructuras de poder y otras que eligen no negociar, aunque esto signifique permanecer al margen.


En ese espectro se mueve hoy la sociedad civil, en una dinámica de resistencia, entre la exclusión y la incidencia.


[Gerardo Moncada]


martes, 22 de septiembre de 2015

La sociedad mantiene abiertos los causes de la información y la solidaridad

Esta semana se cumple un año del ataque armado contra los normalistas de Ayotzinapa y la desaparición forzada de 43 de ellos. Un año que ha revolucionado percepciones dentro y fuera del país acerca del desempeño gubernamental y su cercanía con la corrupción y el crimen organizado.


Un año que vio una embestida en contra del griterío que lanzaba un estruendoso “Ya basta”, un ataque escenificado en las calles por granaderos contra manifestantes y en las redes sociales por regimientos de bots bloqueando los célebres hashtags: #YaMeCanse, #TodosSomosAyotzinapa, #FueElEstado, #FueElEjercito, #AccionGlobalPorAyotzinapa, #VivosLosQueremos, #EPNnotWelcome y un largo etcétera.


La agitación social de este año demostró la relatividad del planteamiento del sociólogo Scott Lash, al afirmar que en la actual sociedad de la información el tiempo y el espacio están comprimidos y descontextualizados; que los medios de comunicación han copado el tiempo que antes era de reflexión como forma de pensamiento; que el análisis crítico es difícil en el imperio de lo efímero, inmediato y superficial de la información; que lo trascendente se disipa; que las pretensiones universalistas del conocimiento discursivo ya no tienen cabida.


Todo eso es cierto, pero no como ley universal. Ya en los últimos años habían proliferado medios online de carácter crítico, analítico, que promueven la reflexión, que oponen resistencia al imperio de lo efímero y la superficialidad.


Como estos medios, una porción relevante de los usuarios de las redes sociales ha opuesto resistencia a caer en lo banal y frívolo, y construye amplias avenidas de crítica política y social, de protesta, de exigencia colectiva, de solidaridad.


El caso de Ayotzinapa fue un parteaguas y por varios meses radicalizó medios y redes, aglutinó a personas de muy diversas capacidades económicas, formaciones académicas, oficios e intereses. Los congregó la indignación de un caso arquetípico en que confluyeron la violencia, la corrupción y la impunidad a todos los niveles de gobierno, articulados con el crimen organizado. Ayotzinapa fue la gota que derramó el vaso.


Las redes sociales estallaron de indignación. El cantante Alejandro Sanz escribió: “#Ayotzinapa. Mi corazón está con ustedes. Siento un gran dolor y una gran rabia”. Millones de personas compartían estos sentimientos y los expresaban sin cortapisas.


Con los meses, la presencia pública en calles y redes disminuyó por razones naturales de agotamiento, no por conformismo o aceptación de la raquítica “verdad histórica” del gobierno o por acatar la instrucción de “superarlo”. Eso quedó de manifiesto el 5 de septiembre pasado con la presentación del “Informe Ayotzinapa” elaborado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (http://www.otroangulo.info/?p=1380). Rápidamente, el hashtag #Ayotzinapa sumó más de 323 mil menciones en Twitter.


Los resquicios que la sociedad mexicana ha abierto (para la información, la crítica y la protesta) son lo más saludable que le ha ocurrido. Así vemos que medios como Forbes hayan documentado:


“Cada año, los alumnos y maestros de las Escuelas Normales Rurales salen de las aulas para asegurar su supervivencia. Exigen a las Secretarías de Educación estatales que se abra la convocatoria para el nuevo ingreso de alumnos, y una vez conseguido este objetivo, el siguiente paso es pedir más recursos y material didáctico para seguir dando clases”. (http://www.forbes.com.mx/la-historia-no-contada-de-ayotzinapa-y-las-normales-rurales/)


Algunos medios rompieron cercos informativos al publicar investigaciones como la de Anabel Hernández y Steve Fisher que reveló desde diciembre de 2014, a partir de registros oficiales, la participación de diversos cuerpos armados en el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa, incluidos policías federales y militares (http://www.proceso.com.mx/?p=390560).


El anticipo de que era imposible la incineración de los estudiantes en el basurero de Cocula fue documentado y ampliamente difundido desde diciembre de 2014 (http://www.sinembargo.mx/11-12-2014/1190680).


La sociedad necesita mantener viva la esperanza de que tarde o temprano se sabrá la verdad y habrá justicia. Por eso una de sus luchas es para mantener abiertos los cauces para la información, la crítica y la protesta. Su futuro inmediato depende de ello.


martes, 15 de septiembre de 2015

La sociedad civil y su imprescindible potencial político

Se suele afirmar que la sociedad civil debe actuar al margen de la política. Incluso se le atribuye una connotación negativa a las actividades ciudadanas que irrumpen en este campo al señalar que sus demandas “se han politizado”, como si con ello perdieran legitimidad. Sin embargo, esta aseveración carece de fundamento político e incluso histórico, como demuestra Benjamín Arditi en su estudio Trayectoria y potencial político de la idea de sociedad civil.


Varios analistas sostienen que la vida social y política está basada en una permanente tensión, donde un actor clave es la sociedad civil. Jacques Ranciére, por ejemplo, afirma que la polémica y el desacuerdo están en la base de nuestra existencia política: toda comunidad está fundada en torno a un litigio que es puesto en escena de maneras diferentes en distintas épocas.


El aspecto más fino de este desacuerdo tiene que ver con la interpretación de los términos. Es el caso del concepto de “sociedad civil”, actualmente citada por todos pero en sentidos muy distintos. Ante el auge de los movimientos sociales en las últimas décadas del siglo XX, algunos exaltaron a la sociedad civil al considerarla reserva moral de la política, un ámbito innovador, no corrupto, capaz de rescatar a la política de sus vicios; otros la menospreciaron, calificándola como espacio residual de la política, ámbito para la acción colectiva light.


Para dilucidar este desacuerdo, Arditi nos recuerda que en el siglo XVII ya se describía a la sociedad civil en términos políticos. Thomas Hobbes y John Locke la ubicaron en el origen mismo del orden político: como la expresión de los individuos que acordaron voluntariamente unirse para evitar la anarquía, fundando un gobierno capaz de resolver las controversias o los conflictos entre los ciudadanos.


Un siglo después, Federico Hegel ubicó a la sociedad civil en un ámbito intermedio entre la familia y la más alta expresión del Estado, ya que el filósofo consideraba a la sociedad civil como una forma de Estado inferior, por las características de sus demandas: buscar satisfacer necesidades, principalmente económicas, y solucionar disputas mediante leyes o el uso de la fuerza pública.


En cambio, el economista Adam Smith equiparaba a la sociedad con el mercado y la consideraba una instancia de coordinación colectiva para armonizar intereses contrapuestos. En este sentido, Adam Ferguson fue más lejos al equiparar a la sociedad civil con la sociedad civilizada y señalarla como clave del progreso.


En el siglo XIX, Carlos Marx siguió la línea anterior al ubicar a la sociedad civil en el ámbito de las relaciones económicas y como base del Estado, en la medida en que éste era dependiente de la economía.


Una diferenciación cualitativa surgió con John Stuart Mill que distinguió lo público (acciones que afectan a terceros) de lo privado (aquellas que sólo afectan a quienes las ejecutan). De esta manera propuso salvaguardar la libertad del individuo ante las acciones del gobierno o de “la tiranía de la mayoría”, es decir, de la opinión pública. Con esta distinción, la sociedad civil pasó al terreno neutral de los intercambios no políticos entre particulares, al margen del Estado y de su sistema político. Esta concepción derivaba del pensamiento liberal, que proponía separar la esfera estatal de la social para dejar esta última bajo las reglas del mercado.


Tal viraje conceptual tuvo una explicación histórica: en los siglos XVII y XVIII las clases emergentes reivindicaron la esencia política de la sociedad civil como estrategia en su lucha contra el absolutismo monárquico, pero a mediados del siglo XIX la burguesía ya había consolidado sus posiciones y ya no requería ese argumento, además de que observaba la peligrosa agitación de las masas excluidas de los beneficios de la Revolución Industrial.


Fue hasta el último tercio del siglo XX que la sociedad civil se redefinió como un ámbito de acción política, con organización autónoma, al margen del Estado o de algún partido, en el cual diversos sectores de la sociedad luchan por conquistar o recuperar espacios de operación. Así surgieron organizaciones de barrios, estudiantiles, religiosas, de obreros, de campesinos, de mujeres; incluso los defensores de derechos humanos comenzaron a realizar una labor eminentemente política. La sociedad civil se convirtió en el campo de la movilización colectiva y adquirió una influencia creciente en el debate público.


Su empuje abrió espacios políticos a nuevos actores y creó condiciones para cambios institucionales. El escenario se pobló con múltiples reivindicaciones, expresión de una sociedad multicultural que demostraba su capacidad de negociación política.


Hoy, los movimientos sociales, los grupos de interés organizados y las ONG (organizaciones no gubernamentales) dan forma a una sociedad civil que busca participar en la continua recreación del orden colectivo, interviniendo en la esfera pública, criticando o impulsando tanto proyectos legislativos como políticas públicas.



Su labor llega a afectar los intereses de los poderes establecidos, los cuales suelen reaccionar con fuerza e incluso con violencia. La historia, sin embargo, ha demostrado que la sociedad civil organizada es una pieza clave para el avance de las sociedades contemporáneas.

martes, 8 de septiembre de 2015

Crimen y castigo, y la importancia de este último

Los reclamos al Gobierno Federal por el caso Ayotzinapa renacieron tras la presentación del informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), el cual echó por tierra las explicaciones oficiales, en especial la “verdad histórica” de que los normalistas desaparecidos habían sido incinerados en el basurero de Cocula. Esto último, dijo el GIEI, es “científicamente imposible”.


De inmediato, las familias de los desaparecidos y organizaciones defensoras de derechos humanos criticaron en desempeño de las instancias gubernamentales. En respuesta, varios medios de comunicación de cobertura nacional se apresuraron a cobijar al Gobierno Federal. Lo lamentable de esta actitud es que justifica una serie de irregularidades cometidas por las autoridades, como la distorsión de hechos, la fabricación de pruebas, el encubrimiento, el engaño a toda la sociedad (no sólo a las familias de los desaparecidos). En resumen, alienta que prevalezca la impunidad y la injusticia.


Incluso en redes sociales se ha pretendido colocar a la impunidad como un estado superior del perdón, como si eso nos alejara del brutal “ojo por ojo”. Y con diversos argumentos se respalda la propuesta presidencial de “dar vuelta la página” del caso Ayotzinapa, de “superarlo”.


Sin embargo, el crimen debe ser castigado. Eso no debe ser negociable. Lo que sí necesita discutir el conjunto de la sociedad es cuál es el sentido del castigo.


“Nadie castiga a un hombre malo sólo porque ha sido malo, a no ser que se trate de alguna bestia feroz que castigue para saciar su crueldad. Pero el que castiga con razón, castiga, no por las faltas pasadas, porque ya no es posible que lo que ya ha sucedido deje de suceder, sino por las faltas que puedan sobrevenir, para que el culpable no reincida y sirva de ejemplo a los demás su castigo [...] Sólo se castiga respecto al porvenir”.


Esta lucidez data de hace más de dos mil años. Corresponde a Protágoras (citado en los Diálogos de Platón) y da luz a esta necesaria discusión. Los medios podrían ser impulsores de este debate, en vez de promover la desactivación de la polémica.


El informe citado del GIEI establece puntos críticos que exigen investigación y sanciones a muy diversos niveles. Sólo por mencionar tres de ellas:


1. Examinar todos los posibles destinos de los normalistas, así como el probable uso de crematorios en entidades públicas y privadas de Iguala y Cocula.


Por un lado, abrir más líneas de investigación, empezando por considerar la posibilidad de que aún estén con vida. Por otro lado, y al ser imposible la cremación en el basurero de Cocula, la PGR tendría que explicar de dónde sacó realmente las cenizas cuyo ADN pertenecía a Alexander Mora, identificado en el laboratorio de Innsbruck. (Prácticamente está desechada la historia de que las encontraron en un río.)


2. Indagar la actuación de todos los cuerpos de seguridad que estuvieron presentes. Toda la información oficial consultada por el GIEI revela que el ataque a los estudiantes y su desaparición fue una acción concertada entre policías municipales, estatales, federales y militares.


(Quien tenga memoria del último año recordará declaraciones oficiales que negaban en forma tajante la participación de las policías estatal y federal, así como del ejército.)


3. Investigar como posible móvil del ataque el traslado de estupefacientes en un autobús. Esta posibilidad deriva de la desaparición en registros oficiales y físicamente de un quinto autobús secuestrado por los estudiantes, así como de la determinación policiaco-militar de no permitir -a sangre y fuego- que algún autobús saliera de Iguala.


Cabe recordar que fue a causa de la enorme presión social en México y el extranjero que el gobierno mexicano, hundido en un profundo descrédito, pidió la colaboración de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ésta propuso la conformación del grupo de expertos que esté domingo presentó su informe.


Ayotzinapa ha sido un parteaguas porque conjuntó todas las condiciones de violencia, complicidad, corrupción e impunidad cuya densa trama asfixia a la sociedad. Las versiones oficiales que buscaban acotar y dar por cerrado el caso terminaron por confirmar esa urdimbre que se repite en múltiples casos, pero que Ayotzinapa hizo visible.


Tras el informe del GIEI, las autoridades federales anunciaron su disposición a atender las conclusiones de este grupo de expertos, sin embargo ¿qué ocurre con los más de once meses en que han hecho declaraciones falsas, han desvirtuado la información y han ocultado evidencias relevantes?


Esos ilícitos también deben ser castigados. Es un primer paso para reencauzar las investigaciones de delitos hacia los causes de la ley, para evitar la repetición del engaño y la complicidad. En ese proceso, los medios podrían jugar un papel clave.


Si erradicamos la idea de venganza y exigimos que se castigue “respecto al porvenir”, podremos comenzar a discutir como sociedad cuál es ese porvenir que deseamos y merecemos.






martes, 1 de septiembre de 2015

Avanzan los medios online, en medio de la turbulencia

Estos son los medios informativos online con mayor público en México, revisados en un lapso de tres meses y bajo la óptica del ranking global, ese inmenso espectro en el que casi mil millones de sitios web compiten por mejorar su posicionamiento.

Hace tres meses hicimos un ejercicio similar y encontramos un alto número de medios online que estaban fortaleciéndose [www.otroangulo.info/de-la-web/los-medios-online-mx-que-se-fortalecen/]. Esta nueva revisión trimestral mantiene esa tendencia, lo que indica, por un lado, que los cibernautas mexicanos están contribuyendo a que los medios digitales se robustezcan y, por otro lado, que muchos medios mexicanos están siendo consultados en el extranjero a través de internet.

A continuación enlistamos los medios, el lugar que ocupan a escala global y la variación que han experimentado en el último trimestre. (Es evidente que el público de algunos medios salió de vacaciones este último mes.)

Destacan, por su avance, los casos de Debate, Forbes, Tiempo, Revoluciontrespuntocero, Emeequis, Ladobe y Masde131. En especial, por su notable salto, Horizontal, Rompeviento y Polemon.


Top 30

Medio online    # posición a escala global  (lugares que subió en el trimestre)
Cnn.com  # 78 (+5)
Nytimes.com  # 108 (+4)
Bbc.com  # 112 (+42)
Rt.com  #410 (+47)
Elpais.com  # 450 (+4)
Eluniversal.com.mx  # 1,752  (+64)
Debate.com.mx  # 2,302 (+848) *
Univision.com  # 2,572 (+115)
Televisa.com  # 3,175 (+722)
Excelsior.com.mx  # 3,697 (+233)
Milenio.com  # 4,001 (+120)
Proceso.com.mx  # 5,042 (+908)
Aristeguinoticias.com  # 5,668 (+171)
Sdpnoticias.com  # 6,299 (+704)
Diario.mx  # 7,160 (sin/datos)
Sinembargo.mx  # 7,433 (+73)
Sopitas  # 7,565 (-1,156)
Informador.com.mx  # 7,785 (+1,002)
Oem.com.mx  # 8,100 (+1,115)
Reforma.com  # 8,369 (-477)
Elfinanciero.com.mx  # 8,628 (+232)
Cnnexpansion.com  # 9,371 (+752)
Eldeforma.com  # 9,545 (+450)
Elnorte.com  # 10,099 (+827)
Eleconomista.com.mx  # 10,755 (+927)
Notimex.gob.mx  # 11,373 (-618)
Uniradioinforma.com  # 11,901 (-1,625)
Forbes.com.mx  # 12,499 (+3,798) *
Globalmedia.mx # 16,187 (-1,310)
Publimetro.com.mx  # 16,254 (+189)
Tiempo.com.mx  # 19,604 (+10,502) *
Elimparcial.com  # 16,634 (+2,809)
Radioformula.com.mx  # 16,963 (+3,055)


Otros medios online (los independientes)

Medio online    # posición a escala global  (lugares que subió en el trimestre)
Animalpolitico.com  # 20,131 (+1,889)
Pijamasurf.com  # 20,967 (-2,780)
Revoluciontrespuntocero.com  # 49,631 (+46,769) *
Reporteindigo.com  # 50,693 (-6,071)
e-consulta.com  # 54,090 (+16,997)
m-x.com.mx   # 59,549 (+34,737) *
Zonafranca.mx  # 66,987 (+299)
Lasillarota.com  # 70,168 (+28,070)
Notigodinez.com  # 75,186 (+34,659)
Etcetera.com.mx  # 138,178 (+45,628)
Ejecentral.com.mx  # 141,100 (+7,000)
Mientrastantoenmexico.mx  # 162,192 (-25,865)
Horizontal.mx  # 233,286 (+412,790) **
Reporterosenmovimiento.wordpress.com  # 244,420 (-73,715)
Rompeviento.tv  # 263,216 (+3,573,566) **
Contralinea.info  # 285,031 (-20,896)
Gatopardo.com  # 305,088 (-24,472)
Homozapping.com.mx  # 353,746 (+32,552)
Ladobe.com.mx  # 476,746 (+376,169) *
Polemon.mx  # 592,520 (+1,014,788) **
Desinformemonos.org.mx  # 817,195 (s/d)
Masde131.com   # 1,153,828 (+746,041) *
Periodistasdeapie.org.mx  # 1,568,347 (+275,696)
Anonhmagazine.blogspot.com  # 1,868,760 (-483,085)
Somoselmedio.org  # 2,280,471 (+894,612)
Kajanegra.com  # 3,847,675 (-2,258,603)
Televileaks.com  # 4,867,846 (+1,389,208)


Estos registros, efectuados con el sistema de Alexa, dan evidencia de un vigoroso crecimiento de los medios digitales en México, a pesar de las amenazas, la censura y la violencia. El público lector los apoya; las autoridades deben hacer su parte con hechos, no sólo con discursos.