martes, 28 de julio de 2015

La guerra sucia en internet y la libertad de expresión

En un artículo recién publicado por The Washington Post se plantea que el comportamiento hostil en internet se está convirtiendo en una práctica popular, incluso aplaudida y demandada por los cibernautas y por los anunciantes que contratan espacios en sitios web.


La autora del artículo es Ellen Pao, hasta hace poco editora del blog en Reddit, un sitio web de alta interacción pública donde los lectores votan y comentan lo contenidos, muchos de los cuales son propuestos por los propios usuarios. Pao refiere haber sido víctima de un linchamiento virtual cuando intentó establecer una serie de códigos de convivencia eliminando los comentarios hostiles. Pao deja entrever que los propio anunciantes condicionan sus contratos a la exhibición de bajas conductas: racismo, bullying, acoso, sexismo...


[Ver artículo en: https://www.washingtonpost.com/opinions/we-cannot-let-the-internet-trolls-win/2015/07/16/91b1a2d2-2b17-11e5-bd33-395c05608059_story.html ]


En México se aprecia la promoción de estas conductas, pero no tanto con fines comerciales sino para ejercer el control social y político, para acallar a las voces disidentes y críticas.


Los ejércitos (o granjas) de bots que operan en redes sociales interviene masivamente para degradar conversaciones, romper enlaces grupales e incluso intimidar a figuras.


De manera intuitiva, los cibernautas han aprendido a defenderse: Por ejemplo, la activista política @TuiteraMx nos comenta: “He sido atacada por trolls cientos de veces. Al principio les respondía y me tiraban la cuenta. Ahora ya no les contesto”.


También con indiferencia les responde @alconsumidor: “A los bots ocasionales de plano los ignoro. Por fortuna, esa estrategia me ha funcionado”.


El tema de Ayotzinapa propició el activismo de la comunidad artística, que pronto comenzó a recibir amenazas. @SandraAH83 relata: “Me han atacado varias veces directamente, pero son las menos. Lo que he notado es que ahora te siguen cuentas que son evidentemente falsas y que en el nombre llevan un número o serie de números al final. Algunas son en apariencia anti gobierno, pero son falsas y creo que es una estrategia de intimidación. Yo al principio los bloqueaba (varias cuentas al día). Ahora sólo las ignoro y las dejo si me quieren seguir”.


Como es de suponer, @Omarel44, el vocero de los normalistas, es uno de los principales blancos: “Sí me ha ocurrido, me hackearon el Face. Tuve que pedir ayuda”.


Una activista enfocada en temas de urbanismo es @JosefinaMacG: “He sido atacada poco y más bien con amenazas de tipo familiar. Yo de plano los bloqueo”.


A esa decisión llegó también @epigmenioibarra: “En principio daba RT a los trolls para poner en evidencia su miseria ideológica y su violencia. El problema de esa estrategia, que exhibían su manera de proceder y su actuación en manada, es que seguidorxs míos se metían en debates peligrosos y terminaban amenazados. Ahora simplemente les doy Block y cuando me amenazan de muerte y son excesivamente procaces los reportó. Twitter ha respondido muy bien a esos reportes. Llevamos, por otro lado, un registro de los más violentos. Hace unos dos meses que no sufro ataques de consideración. Antes actuaban en manada, ahora están muy silenciosos, sobre todo los más violentos, esos que amenazaban de muerte y que en su perfil tienen fotos con armas. No denuncio las amenazas. A puro block me voy”.


Muy parecida es la estrategia de @rcanudasg: “Cuando han sido sumamente groseros, los reporto y bloqueo. En pocas ocasiones (no sé cuantas, pero seguro no más de cuatro) he podido 'dialogar' con ellos haciendo mis reflexiones. Por ejemplo, hace uno o dos meses alguien respondió uno de mis tuits sobre la ABC en el sentido de que Margarita Zavala aunque fuese primera dama, no podía haber hecho nada, porque las leyes del IMSS tenían que respetarse. Tuvimos un intercambio relativamente largo, hasta que dejó de molestar. No tuve que bloquearlo y ya ni me acuerdo quien fue“.


La activista social @lolareinadelsur relata: “Cuando empecé a apoyar la causa del periodista Pedro Canché, la primera vez que escribí un tuit al gobernador de Quintana Roo, Beto Borge, en menos de un minuto me llegó un millón de tuits diciéndome, ya sabes, que era una pen..., que dejara de chin... y etcétera. ¿Qué hice? Realmente nada, ignoré todo y seguí. Creo que esa fue la única vez que recibí un ataque en masa Lo único que lamento de estos bots, ataques o trolls, es que ¡nosotros los pagamos!... Últimamente, la mayoría de mis nuevos seguidores no escriben tuits y nadie los sigue. Quizá eso lo usen después para pedir "en masa" que Twitter me bloquee. He recibido amenazas, pero en mi celular; ahora, si veo un número que no conozco, ya ni contesto”.


En marzo de 2015, la investigadora académica y activista @rossanareguillo, miembro de la Academia Mexicana de la Ciencia e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, recibió mensajes intimidatorios por Twitter. La investigadora respondió con valentía y dignidad: “#SinMiedo Podrán intentar silenciar nuestra voz, intentarán amenazas, insultos. Somos muchas y estamos #HastaLaMadre“.


Respecto a este caso, el abogado y activista @roblesmaloof comenta: “Trabajé con ella la estrategia de protección y defensa legal, y tenemos un proyecto, con el apoyo de Web We Want, para aprender lecciones y mejorar la seguridad de activistas y periodistas. Lo hacemos desde @enjambredigital”.


A prueba y error, la sociedad está aprendiendo a defender un invaluable derecho: el ejercicio de la libertad de expresión.






martes, 21 de julio de 2015

La cruda realidad del cibernauta mexicano

20 julio 2015.- Los discursos oficiales suelen ufanarse de que México ya cuenta con 50 millones 923 mil 060 cibernautas (estimado, 2014). Ese volumen nos coloca, en el escenario global, como el décimo primer país con mayor número de usuarios de internet. Sin embargo, esos mismos datos, en apariencia contundentes y optimistas, revelan la deficiente estrategia pública de México en materia de internet.


Las estadísticas de www.internetlivestats.com permiten abordar desde distintos ángulos la situación real de México. Son las cifras que maneja la Unión International de Telecomunicaciones (ITU, por su sigla en inglés), el Banco Mundial y la División de Población de la ONU.


Penetración de internet. En función de la población total, sólo el 41.13% de los mexicanos tiene acceso a internet. El otro 58.87% permanece al margen. Se trata de un volumen de 72 millones 875 mil 955 de mexicanos sin conexión, un volumen tan alto que debería ser el que mencionaran los discursos  como preámbulo de acciones y compromisos a corto plazo que garantizaran su incorporación a la web.


Ambos porcentajes revelan una deficiente (o inexistente) estrategia gubernamental en este rubro. Y es que nuestro 41% de mexicanos en la web está muy por debajo del 97% de Bermuda, el 96% de Holanda, Dinamarca, Noruega, Qatar, Bahrein e Islandia, del 95% de Luxemburgo, 94% de Finlandia, 93% de Emiratos Árabes, 92% de Canadá y Liechtenstein, y del 91% de Corea del Sur y Nueva Zelanda.


Si tomamos como referencia el crecimiento de cibernautas mexicanos entre 2013 y 2014, que fue del 7% de la población (3.4 millones de cibernautas adicionales), la diferencia porcentual en la cobertura de internet entre México y los países mencionados equivale a un rezago de nuestro país que oscila entre 18 y 20 años.


Y hay más: los países donde los cibernautas representan más del 80% de su población: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Australia, Bélgica, Suecia, Suiza, Austria, Eslovakia, Singapur, Irlanda, Kuwait, Estonia, Antigua y Barbuda, Andorra, Islas Faeroe, Mónaco.


Hasta aquí son 33 países muy por arriba de México, con una política exitosa para llevar internet a la mayoría de su población. Pero la lista no termina. Son un total de 102 países (de 198) que superan a México en ese rubro.


Crecimiento y estancamiento. La cifras de los últimos 15 años indican que durante el sexenio de Vicente Fox el acceso a internet pasó del 7.04% de los mexicanos al 19.52%. Destacó un fuerte impulso en el inicio de su gobierno, con crecimientos anuales significativos de 40% y 71% en los años 2001 y 2002, respectivamente. En el resto del sexenio disminuyó el ritmo, con incrementos que registraron el mínimo en 2003 (10%) y el máximo en 2005 (24%).


En el gobierno de Felipe Calderón, la cobertura de internet se duplicó para llegar al 38.42% de la población. Los crecimientos anuales osciaron entre un mínimo de 6% en 2008 y 23% en 2009. El sexenio cerró en 2012, con un aumento de 11% para ese año.


El gobierno de Enrique Peña Nieto muestra una caída drástica, con un incremento en 2013 casi nulo, con apenas 2%. En 2014 el crecimiento fue de 7%, un número similar al peor año de Calderón y por debajo de cualquier año de Fox. Esto refleja un abandono de la intención de ampliar la cobertura de internet en México o, incluso, una decisión de frenarla al haberse convertido en un espacio privilegiado para que la ciudadanía ejerza la crítica política y social.


Participación global. Otro dato de interés es el que resulta de comparar la parte proporcional que ocupa México en la población mundial y el porcentaje que representan los cibernautas mexicanos en el conjunto global de internautas.


Entre el año 2000 y el 2010, la población mexicana representó el 1.70% de la población mundial; en el año 2011 subió una centésima (1.71%). En el año 2000, los cibernautas mexicanos representaban el 1.28% del total de internautas del planeta. Esa participación subió a 1.89% en el año 2006, bajó a 1.59% en 2008, recuperó terreno en 2012 para llegar a 1.84% y volvió a bajar a 1.75% en 2013 y 1.74% en 2014.


Se podría pensar que la participación de un país en la población mundial podría ser similar al porcentaje de sus cibernautas en el colectividad mundial de internautas. Pero no es así.


Los países que más han impulsado su política de acceso a internet marcan la pauta, con una presencia que supera hasta duplicar el porcentaje poblacional. Por ejemplo Japón, con el 1.75% de la población mundial, tiene el 3.74% de los cibernautas del mundo. A esa situación también han escalado Alemania (la relación entre ambos indicadores es 1.14% / 2.46%), Estados Unidos (4.45% / 9.58%), Reino Unido (0.88% / 1.95%), Francia (0.89% / 1.90%), Corea del Sur (0.68% / 1.55%), Canadá (0.46% / 1.13%), España (0.65% / 1.20%), Australia (0.33% / 0.73%), Holanda (0.23% / 0.55%), Malasia (0.23% / 0.42%), Mali (0.22% / 0.41%), Bélgica (0.15% / 0.32%), Emiratos Árabes (0.13% / 0.30%), Irlanda (0.06% / 0.13%).


Otros países que llaman la atención son Brasil (con 2.79% de la población mundial / 3.69% de los cibernautas de mundo), Rusia (1.97% / 2.89%), Italia (0.84% / 1.25%), Polonia (0.53% / 0.88%), Colombia (0.68% / 0.88%), Argentina (0.58% / 0.86%), Marruecos (0.46% / 0.69%), Arabia Saudita (0.41% / 0.60%), Madagascar (0.33% / 0.59%), Chile (0.25% / 0.40%), Kasajastan (0.23% / 0.34%), Azerbayán (0.13% / 0.20%) e incluso China, a pesar de los rezagos y controles en tecnologías de información, tiene una relación 19.24% / 21.97%.


Queda claro que hay una gran diferencia entre los gobiernos que dejan todo en manos de las empresas de tecnología que operan en su mercado local y los que adoptan una política pública que mejora el entorno tecnológico, lo democratiza y garantiza el acceso a todos los ciudadanos. Lamentablemente, este último no es el caso de México.






jueves, 16 de julio de 2015

El efecto Internet en los problemas de comprensión de lectura

15 julio 2015.- “¡Mier..., todos tienen casi 200 páginas!”, musitó una adolescente que buscaba, entre una lista de varias opciones, un par de novelas que debería leer en el curso escolar. Esto, que escuché hace unos meses en una librería de la Ciudad de México, sintetiza los problemas de lectura que enfrenta la mayoría de los jóvenes actualmente: impaciencia, escasa capacidad de concentración, deficiente comprensión.


En 2010, David Nicholas presentó con la University College de Londres un estudio acerca de la “generación Google” donde advertía que la población nacida a partir de 1993 tendía a leer de prisa, superficialmente y mostraba menor capacidad para analizar información compleja.


Hoy, neurólogos y psicólogos estiman que esa situación se ha agravado y que los dispositivos portátiles podrían estar acentuando la incapacidad para realizar una lectura profunda (sobre todo por las múltiples interrupciones).


Señalan que la lectura en internet (rápida, aleatoria, superficial, fragmentada en varios materiales leídos en forma simultánea) ha modificado nuestra manera de leer e, incluso, nuestro cerebro.

Hace un par de meses, el diario El País recogió la opinión de varios especialistas:

“Leemos mucho, pero de una forma muy superficial. Como sociedad, estamos perdiendo la capacidad de formular ideas profundas y complejas. Corremos el riesgo de estar atontándonos, de pensar de manera más simplista y fragmentada. Tenemos que dar a la mente la oportunidad de manejar ideas complicadas”, advirtió Andrew Dillon, catedrático de Psicología de la Información de la Universidad de Austin, Texas.


Ciertamente, internet globaliza, socializa tendencias y fenómenos, como esta forma de lectura.


“Nuestra mente, plástica y maleable, es un reflejo de nuestros actos. Los jóvenes cambian su atención unas 20 veces a la hora, de un aparato a otro. Cuando se sientan a leer, tienden a reproducir esa lectura interrumpida y en zigzag. Tenemos que ser conscientes de que estamos en medio de un cambio muy profundo”, señaló Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva de la Universidad de Tufts, Estados Unidos.


Para Naomi Baron, lingüista de la American University y autora de Words Onscreen: The Fate of Reading in a Digital World, “el problema es la sensación que producen las redes sociales de que siempre tienes que estar disponible para contestar. Es muy difícil concentrarse, porque la hiperconexión hace que sientas temor de estar perdiéndote algo. Somos socialmente más inseguros y estamos más estresados”.


Un estudio Rakefet Ackerman y Morris Goldsmith, de la Universidad de Haifa, Israel, comparó el desempeño de dos grupos de alumnos que estudiaron los mismos textos, uno en pantallas y el otro en papel. Encontró que los estudiantes abandonaban en forma prematura sus lecturas en pantallas, con la falsa noción de haber estudiado suficiente.


Algunos especialistas consideran que “Picotear o leer a profundidad no son acciones antagónicas, son complementarias”. Lo que requerimos, dicen, es adiestramiento para extraer el máximo rendimiento de los distintos tipos de lectura.


En la lona
México también enfrenta un grave problema en la comprensión de lectura, pero hay evidencia de que este problema es anterior a la expansión de internet y las redes sociales.


Al iniciar el siglo XXI, México enfrentaba limitaciones en la penetración de las tecnologías de interconexión. No obstante, las pruebas de evaluación mostraban que la mayoría de los estudiantes de nivel básico y medio no entendían lo que leían. En el año 2000, la Prueba Pisa reportó que el 63% de los estudiantes mostraba un  nivel deficiente en la capacidad para reflexionar y evaluar lo leído; para el año 2009 ese porcentaje había subido a 70%.


En este caso, internet no sería la causa inicial, aunque sí podría haber contribuido a acentuar el problema. Otro dato del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, 2009) es relevante: el 81% de los alumnos de secundaria en México no muestran la suficiente capacidad para realizar actividades cognitivas complejas; en educación media superior el porcentaje es de 63%.


Si bien no se pueden cargar todas las pulgas a internet, sí conviene poner atención en los señalamientos referidos de neurólogos y psicólogos. Y, en ese sentido, sorprende la decisión de la Secretaría de Educación Pública de dar tablets a los estudiantes de 5o año de primaria en varios estados.


Al anunciar esta decisión e iniciar el proceso de entrega, el titular de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor, exageró y mintió acerca de esta tecnología: dijo que con ella se evitaría “ser analfabetas en muy pocos años” y que no costarían un centavo, pues serían donaciones (El Universal, 9 julio 2013).


Sin embargo, en 2014 la SEP lanzó una convocatoria para la compra de 709 mil 824 tablets (por $2 mil 500 millones de pesos) para entregarlas a los alumnos del Estado de México, Puebla, DF, Sonora, Tabasco y Colima.


Hasta hoy se desconoce en qué se basó Chuayffet para elegir esta tecnología “de apoyo a la formación académica”. Lo real es que alivió la frustración de los fabricantes tecnológicos que venían cancelando líneas de producción de tablets debido a que las ventas estaban “muy lejos de las expectativas”, según informaba Digitimes en 2013.


A la fecha, los reportes de International Data Corporation (IDC) se refieren a las tablets como un mercado que no logra despuntar, con una caída de ventas del 6% en el primer trimestre de 2015, respecto al trimestre anterior. Por su parte, la firma Gartner considera que las tablet tienen un ciclo de vida de 3 años y son principalmente artículos complementarios de otras tecnologías, de manera que los usuarios encuentran más funcionalidad en los smartphones.


Lo necesario, en vez de entrar en los juegos del mercado tecnológico, es atender la recomendación de los especialistas respecto a los problemas de lectura profunda: fomentar una nueva cultura entre los estudiantes que les permita reservar un tiempo cada día para mantenerse desconectados de las pantallas y experimentar una lectura profunda, sin distracciones o tentaciones digitales.

[ Gerardo Moncada ]



martes, 7 de julio de 2015

La batalla por Twitter

Twitter es el escenario de una batalla por el control de la opinión pública. Así lo demuestran los episodios de tecno-censura que constantemente invisibilizan la crítica política, el millonario gasto en monitoreo, el uso de cuentas automatizadas para impulsar mensajes de odio (racial, social, de género y, por supuesto, político), así como la contratación de cuentas de famosos para violar las leyes electorales.



En sus primeros años, Twitter se diferenció de las otras plataformas de redes sociales por ser mucho más dinámica, lúdica, innovadora y ágil, características que resultaron muy atractivas para un público conformado por adolescentes y jóvenes adultos. Incluso sus usuarios repetían una distinción generacional: “En Twitter están tus amigos; en Facebook, tus papás”.



Pronto, las otras plataformas hicieron adecuaciones para no perder público mientras éste diversificaba sus gustos y aprendía a operar en varias plataformas de manera simultánea.



Así, la estridencia festiva de Twitter prosiguió en un sector de sus usuarios, pero un creciente volumen de tuiteros se politizó y saltó de los chistes a la crítica, de la frivolidad a la indignación. Ninel Conde, centro de las pitorrizas por sus frecuentes tropiezos verbales, fue superada por los desatinos de la clase política y empresarial.



En México, como en otras naciones, Twitter se convirtió en termómetro de la protesta social y en un mecanismo de rápida articulación ciudadana. Esto provocó una enorme inquietud entre los sectores más conservadores de la sociedad, la política y los negocios.



Tras fallidos intentos para “regular” internet y las redes sociales (como lo proponía, por ejemplo, la Ley Secundaria de Telecomunicaciones, en marzo-abril de 2014), o para criminalizar las quejas abiertas contra representantes de los poderes institucionalizados o corporativos, estos poderes parecen haber decidido que tomarían el control de internet.



Por un lado, la oficina de la Presidencia emprendió un monitoreo minucioso. Contrató al menos seis empresas especializadas que vigilan las 24 horas qué se dice en Twitter y elaboran tres reportes diariamente. La revista Emeequis tuvo acceso a estos reportes y elaboró un espléndido reportaje con base en los informes preparados el último trimestre de 2014 [http://www.m-x.com.mx/2015-05-31/reporteemergente-ayotzinapa-int/].



[En ese sentido, hoy apenas empezamos a conocer algunos detalles de la contratación de la empresa italiana Hacking Team por parte del Cisen, la Defensa Nacional, la Marina, la PGR, la Policía Federal y los gobiernos del DF, Estado de México, Puebla, Durango, Querétaro, Campeche, Baja California, Tamaulipas y Yucatán. Esta empresa desarrolla software para espionaje y suele trabajar para gobiernos que violan los derechos humanos; se le ha asociado con represión a grupos disidentes y periodistas en varias partes del mundo.]



Por otro lado, y ante una opinión pública cada vez más crítica en Twitter, un regimiento de cuentas automatizadas comenzó a atacar hasta invisibilizar las críticas al gobierno. Además, ha impulsado temas oficialistas, como echar porras al ejército y a la policía federal, e incluso invitó de manera ilegal a votar por el Partido Verde durante la pasada jornada electoral [ver: http://www.sinembargo.mx/29-06-2015/1393848].



Ayotzinapa y la Casa Blanca de Las Lomas fueron temas que tuvieron al gobierno federal contra la pared por varios meses, al grado que el impaciente sector empresarial le exigió salir de su parálisis. Lo que siguió fue un ajuste en las estrategias para Twitter a fin de hacer más rápida e intensa la respuesta de cuentas automatizadas; incluso ahora realiza acciones preventivas, cuestionando y descalificando mensajes que considera potencialmente virales.



La batalla en Twitter es crucial. Es, hoy mismo, uno de los termómetros más agudos de la opinión pública en México.




En Estados Unidos Twitter ocupa la quinta posición (detrás de Facebook, Linkedin, Pinterest e Instagram), con una penetración entre usuarios de redes sociales de 19%, según la encuesta de 2014 efectuada por Pew Research Center. En México la situación es muy distinta: ocupa el segundo sitio, detrás de Facebook, con una penetración de 92%, según la Asociación Mexicana de Internet (Amipci).



Fueron los usuarios mexicanos quienes hicieron de Twitter un espacio privilegiado de crítica social y política, de transmisión de información y articulación de ideas. Todo eso podría perderse muy rápidamente. Dependerá de la respuesta que den los propios usuarios, de su voluntad y determinación para defender lo construido.


[ Gerardo Moncada ]